Cada día cientos de personas se acercan a las bibliotecas Argentinas para consultar materia de libros, videos, cds, documentos, revistas son solo algunas de las opciones cada vez más numerosas y variadas que ofrece la ciudad de Buenos Aires y demás ciudades del interior del país. para docentes, investigadores y la comunidad en general.
La necesidad de construir un saber válido interculturalmente se vuelve más imperioso, en una época en que la cultura y las sociedades se confrontan todo el tiempo en los intercambios económicos y comunicacionales (Canclini).
En la Argentina existen volúmenes de características únicas por su antigüedad, valor simbólico y primeras ediciones.
Lamentablemente estos ejemplares están en fondos bibliográficos que son pocos conocidos por la población en general. Aunque la mayoría de las entidades públicas y privadas tienen su página web y se las puede consultar pero es difícil encontrar información detallada de algún título en particular.
La historia de los géneros textuales y también tipográficos comprenden los discursos en su discontinuidad, identifican sus racionalidades particulares. De ahí la atención en la producción y en los dispositivos convertidos en libros. El estudio crítico y genealógico considerando todas las variables y las transformaciones de su impresión. (R.Chartier 1993)
“Un libro cambia por el hecho de que no cambia mientras el mundo cambia” dice Bourdieu.
Bibliotecas
Con el objetivo de promover el estudio y acceso bibliográfico a los archivos históricos y difundir estas verdaderas joyas culturales el estado a través de la Biblioteca Nacional creo el “Programa de Formación del Libro Antiguo” declarado de interés cultural por la UNESCO. Y paralelamente hubo dos encuentros nacionales de libros antiguos y raros donde participaron como expositores universidades públicas y privadas, bibliotecarios, historiadores, libreros profesionales del sector y encuadernadores. En este último encuentro se expusieron ejemplares del convento de San Francisco de Buenos Aires, de la Universidad de Córdoba y libros Guaraníes fechados en 1722 impresos por la imprenta móvil Jesuítica que fue la primera imprenta de Sudamérica.
Por otra parte el convento Franciscano de Buenos Aires cuya biblioteca requiere autorización especial para visitarla y consultarla, posee aproximadamente 18.000 ejemplares entre libros, folletos, periódicos etc.
Entre la Biblioteca Nacional y la Universidad Nacional de Córdoba poseen 30 incunables, manuscritos medievales e impresos raros.
En la biblioteca de la Universidad Nacional de Córdoba se puede apreciar el incunable de Santos Tomás de Aquino impreso en 1.486, de Bocaccio de 1.495 y una edición de L`Enciclopedie de Diderot.
En la biblioteca del Congreso de la Nación hay una sala reservada para investigadores y estudiantes terciarios y universitarios. También hay una biblioteca con temas sobre el Peronismo con publicaciones oficiales y no oficiales del primer y segundo gobierno de Perón. También se encuentra la única colección de taquigrafía parlamentaria de hispanoamerica.
En el Palacio Pizurno funciona la Biblioteca Nacional de Maestros del Ministerio de educación de la Nación, ofrece ejemplares de 1.810 en adelante pero en la sala del tesoro esta la colección de más valor con obras de a partir del 1.500; en el fondo se encuentra la Biblioteca Braslavski especializada en educación del siglo XX y XXI y material de maestros y pedagogos.
El gobierno de la ciudad de Buenos Aires posee varias salas como por ejemplo la Sala Circe que posee aproximadamente 5.600 volúmenes impresos entre el siglo XVI y XX. También la biblioteca pública Miguel Cané del barrio de Boedo y en Devoto la Biblioteca Antonio Devoto.
Entre las bibliotecas privadas se encuentra el “ Museo Mitre ” que está constituido por libros y periódicos coleccionados por Bartolomé Mitre en el transcurso de su vida, se especializa en historia Americana, Argentina y aborigen con un archivo de 53.000 documentos que pertenecieron al ex presidente habiendo en total 60.000 volúmenes destacándose la mapoteca.
En la ciudad de Azul en la provincia de Buenos Aires hay una importante biblioteca con una colección sobre Cervantes y José Hernandez.
También la biblioteca personal de Victoria Ocampo con 11.000 títulos conservada en Villa Ocampo en San Isidro.
En los últimos años las Universidades Públicas Nacionales comenzaron a trabajar en la conservación y clasificación de archivos. Actualmente la Universidad de San Martín (USAM) se ocupa del CEDINCI (Centro de culturas de izquierdas de América Latina) está abierta al público y atesora 85.000 libros, 7.000 revistas y periódicos y una biblioteca de filosofía Marxista y Hegeliana.
En la Universidad de Tres de Febrero (UNTREF) recibe donaciones que clasifica y cataloga.
En la Facultad de Agronomíay Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires (UBA) se encuentras la colección Arata de 15.000 volúmenes.
La Unesco”, “promulgó hace diez años la necesidad de que las administraciones públicas y privadas iniciasen procesos de digitalización de los fondos documentales para protegerlos y procurar un acceso democrático a los mismos.
Reflexión
Hay que tener en cuenta que lo escrito solo era accesible a grupos muy restringidos. Los libros han contribuido a la estructuración del orden social y a su vez representan una memoria colectiva.
Así el libro fue convirtiéndose en una mercancía producida en masa y al convertirse en una mercancía comercial la imprenta dio al editor un nuevo papel en el corazón de las redes de comunicación. Cualquiera que haya sido el objetivo de estos procesos, fue confeccionado para satisfacer las necesidades de las llamadas cultura de masas.
Las estadísticas dicen que los libros están alcanzando constantemente nuevo público y las Naciones Unidas en 1.971 instauro el derecho a leer como uno de los derechos fundamentales del hombre.
Evidentemente para muchos, entre los que me incluyo un libro no es solo su contenido. Es un objeto valioso en si mismo. Y no me refiero a los que acumulan libros en sus bibliotecas ordenados por color u de otra manera y a los que muestran sus bibliotecas con títulos renombrados que supuestamente deben estar. Me refiero a ese lazo intimo, singular que cada uno establece con sus libros con cuerpo y alma en cada unos de ellos.
Dice Sartre en una edición de 1.964 de la “Las Palabras” “Empece mi vida como seguro la acabaré: en medio de los libros”.

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